sábado, 29 de enero de 2011

Señor, ¿me podría decir la hora?

i-bertoEn los pueblos (al menos en los pueblos que conozco) se conoce a la gente por el coche que conduce. Dirás que es raro, aunque más que raro es triste.
Quizás haya gente que sí se merezca ser recordado sólo por el coche que conduce, gente que quiere a su coche más que a su madre. Gente que tiene como foto de perfil de tuenti o facebook una foto de su coche   (los hay), gente que te habla sobre la última revisión de su coche (si no me importa el estado de tu abuelo ¡¿qué te hace pensar que me interesa el de tu coche?!). En fin, ese tipo de gente, gente que por lo general son más simples que un politono. Pero gente al fin y al cabo.

¿Imaginas ser recordado sólo por el coche que conduces? No recuerdo desde cuándo, pero juraría que siempre me ha angustiado el paso del tiempo, el paso de los años, hacerme viejo. Puede que sea demasiado ambicioso, o que le exija a la vida mucho más de lo que la vida tiene pensado concederme, pero en cualquier caso aspiro a ser más que “ése que tiene un coche negro”. No es que aspire a presidir la Casa Blanca, eso es algo que desde que tengo algo oxidado el inglés lo he dado por imposible, es sólo que cuando muera no quiero que en mi lápida ponga: “Tu familia y tus amigos nunca olvidarán que tenías un coche negro” 

Es un sentimiento amargo, áspero y recurrente, y todos en mayor o menor medida nos damos cuenta de que nos hacemos viejos y aún no hemos hecho nada que merezca ser recordado por nadie. Ese sentimiento se recrudece el día que alguien te llama señor, y lo tomas en serio cuando te lo dice alguien que no espera obtener beneficio económico alguno de ti.

Y es que el otro día, un niño de unos 10-12 años se dirigió a mí de la siguiente forma: “Señor, ¿me podría decir la hora?”. La formalidad con la que el niño pronunció esa frase actualmente sólo se ve en Cuéntame. No sé de donde sale ese niño, pero ése seguro que les habla a sus padres de usted. Pero a lo que voy… ¡Señor! Para ese niño yo soy un señor mayor, un hombre maduro, un viejo.

En fin…como te iba diciendo, hacerse viejo. Puede que ese niño piense que soy un hombre maduro, pero yo no. Yo me consideraré un hombre maduro el día que descarte definitivamente lo de tener superpoderes. Sólo ese día reconoceré que soy un viejo.

3 comentarios:

  1. el dia 5 tu,manuel,yo y...TUS SUPERPODERES podemos tomarnos unas chakis incluso una cogorza!!
    eso si solo si sales con tu coche negro.

    tu siempre atento amigo JONI

    ResponderEliminar
  2. A mí me pasó lo mismo cuando un niño, de la misma edad supongo, se montó conmigo en el ascensor y amablemente me preguntó: "¿a qué piso va usted?"... Lo peor es que eso pasó hace un par de años ya, así que supongo que a estas alturas soy un pureta de cuidado...

    ResponderEliminar
  3. Pues sí Juan, parece mentira pero rondamos ya el cuarto de siglo. Además recuerdo que con esas edades yo sólo diferenciaba entre niños y viejos, no tenía más graduaciones, así que para cualquier niño nostros sin duda somos unos viejos!

    ResponderEliminar

Creative Commons License
This work by Carlos Cruz is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported License.