domingo, 12 de diciembre de 2010

Haití, cuando las cámaras se van

Miro a Haití y no puedo evitar caer en tópicos, como aquel que dice que las desgracias nunca vienen solas. Pienso en maldiciones, en superchería y vudú. Y pienso en todo eso porque me cuesta creer que tanto mal, tanto sufrimiento y tanta muerte se concentren en un espacio tan reducido. Parece que el mundo se ha confabulado para castigar al ya de por sí país más castigado del continente americano, uno de los más pobres del mundo, donde el 80% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza.

Es como si un ser divino hubiera decidido hacer desaparecer a Haití del mapa, y le hubiera mandado tormentas, inundaciones, terremotos y cólera.

haiti

Sólo el terremoto más severo del país en 200 años puso a Haití en el centro informativo, sólo entonces el mundo miró al país y se estremeció. Durante un par de semanas, desayunamos, almorzamos y cenamos con Haití, numerosos artistas se reunieron para cantarle, se grabaron varios tele-maratones solidarios, la prensa se volcó con la tragedia,… todos actuaban de forma correcta y solidaria.

De eso hace ya nueve meses. Y la pregunta es: ¿fue solidaridad u oportunismo? Cuando el terremoto convirtió a Haití en centro mediático, las televisiones se daban tortas por estar en “primera línea de muerte”, por abrir el telediario con el cadáver aún caliente de un haitiano goteando sangre de una de sus heridas abiertas, por mostrar a una niña atrapada entre escombros,… Pero no se engañen, fue de todo menos solidaridad. Fue oportunismo, sensacionalismo, morbo, sangre, audiencia,…

Cuando la muerte es lenta y agonizante, cuando la tragedia no es desproporcionada, cuando no hay una imagen de muerte impactante para abrir un telediario, la tragedia no vende. Y si la tragedia no vende, las cámaras se van.

Las cámaras ya se han ido, y Haití sigue agonizando. Pero ya no es noticia. Ahora la noticia es que Berlusconi se ha acostado con tal y con cual, que EEUU piensa que Zapatero es un izquierdista romántico, y demás chismes políticos.

Mientras, ya son cerca de 2.000 los muertos por cólera en Haití. Los niños dejan de ir a la escuela por miedo a la infección. Supongo que en estos momentos la educación es un lujo que muchos ni siquiera se plantean. 

Por si fuera poco, las elecciones presidenciales manchadas de fraude, han originado una sublevación popular que ha llamado a más revueltas, más violencia, violaciones y abusos.

Haití parece que muera lentamente, y el mundo mira hacia otro lado.

Según expertos, el país requiere para su reconstrucción y desarrollo 20.000 millones de dólares, sólo el 1,3 % del gasto militar en un año.

En fin… como te iba diciendo, y como te ha estado diciendo Forges en cada una de sus viñetas en estos nueve meses: NO TE OLVIDES DE HAITÍ.

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